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miércoles, 4 de abril de 2018

Tranquilidad sobre todo

En estos momentos, debemos ser muy cautelosos a la hora de comprobar la presencia de un pareja. Una vez que han llegado a sus territorios, a sus nidos, se reencontraran, volverán a formar o estrechas sus vínculos, decidirán su nido, y una vez decidido, colocarán una rama señal de ocupación. A partir de ese momento, pasarás semanas hasta que la hembra se eche, sobre finales o principios de mayo. En ese tiempo, deben terner la tranquilidad para ir arreglando su nido, construyendo el cuenco donde colocarán la puesta, copular, alimentarse... Al principio, la hembra seguirá cazando, sobre todo presas grandes, pero poco a poco, le irá entrando el celo, comenzará a mudar, y será el macho el que le traiga las presas nupciales. La hembra va entrando cada vez más en un estado de sopor, va cogiendo peso, ya no presenta tanta agilidad, y además debe protegerse de posibles golpes, impactos... si cazara, lo cual podría dañarla o dañar los huevos. Por todo esto, debemos dejarlas la tranquilidad que necesitan, se comprueba la llegada por sus cantos, sus vuelos territoriales y nupciales, y por la rama señal encima del nido. A partir de ahí, que tengan tranquilidad ya que si notan presencias, molestias, etc., pueden abandonar el territorio y buscar un nuevo emplazamiento. 

Aquí os pongo un extracto sobre este tema de mi libro sobre el Águila Calzada publicado por Ediciones Tundra en noviembre de 2017:

En busca de ramillas, palos... para el arreglo del nido (Fotografía: Juan Pablo Fuentes)
A los territorios llega primero el macho, el cual debe marcarlo y defenderlo de posibles competidores. Al ser una especie migratoria, y no estar presente durante los meses invernales, cuando llega al territorio tiene que demostrar la propiedad de la zona, del nido. Hasta la llegada de la hembra, podemos sentir la presencia de los machos, dentro de los pinares a través de sus cantos breves de marcaje. Existen casos en que no se incorpora la hembra por cualquier motivo, y el macho sigue en el territorio intentado conseguir pareja, a través de vuelos, cantos... (García Dios, obs. pers.).

En el momento que llega la hembra al territorio, se establecen de nuevo los vínculos entre la pareja, y se decide el nido a utilizar. En esta especie, y como hemos visto en el capítulo anterior, si todo ha transcurrido con normalidad el año anterior, será el mismo nido el que decidan arreglar. En esas visitas que realizamos durante esas semanas para comprobar la presencia de la pareja, además de ver a los individuos u oírlos, es fijarse en la colocación de una ramilla de pinocha verde encima del nido actuando como señal, semáforo, de que ese nido ya tiene dueño.

A partir de ese momento, la pareja va entrando en celo, realizando los vuelos nupciales y territoriales, arreglando el nido... En estos primeros momentos, la hembra todavía caza y aparecen restos de presas más grandes en los territorios. Son momentos en que están más discretas, aprovechando para  recuperar fuerzas y comenzar el duro trabajo que les espera.

Parejas de calzadas con hembra intermedia y macho claro (Fotografía: Rubén Cebrián)

Rama señal

Como ya os comenté en un post anterior, las calzadas ya han llegado de sus cuarteles de invernada y están dentro de sus territorios de cría. La llegada es escalonada, es decir, la pareja no llega junta. Por lo que vamos sabiendo, a través de observaciones que he realizado durante estos 22 años cerca de calzadas, unidos a datos extraídos de ejemplares seguidos con emisores, es que en el viaje prenupcial hay diferencias entre los sexos. Los machos suelen llegar antes a su territorio, para marcarlo y defenderlo. Las hembras parece que se toman el viaje de vuelta más tranquilas, realizando algunas de ellas stop-overs, es decir, zonas de paradas, de estancias, durante su viaje prenupcial para cazar, descansar... Este hecho nos cambió la idea que teníamos de viajes prenupciales rápidos, sin paradas, sin casi tiempo para recuperar... Al contrario, las hembras pueden llegar en buen forma física a sus territorios de cría, físicamente bien, al haber ido parando, cazando y comiendo. Cuando llega, se encontrará con el macho y ambos estarán ya en disposición de luchar y defender por su territorio y por su nido. Esta situación sería la más común pero puede haber diferencias, por ejemplo en el caso de pérdida de algún adulto del año pasado. Por lo general, son bastante fieles a sus territorios y nidos. Yo conozco parejas que localicé en 1996 que siguen en ese pinar, e incluso los lugareños ya las conocían antes que yo. Un factor importante en la repetición del nido, es el éxito en el año anterior. Si han sacado al menos un pollo, si el hábitat no ha sufrido alteraciones, si no hay molestias en abril, con total seguridad repetirán territorio y nido. Si ha habido algún cambio en alguno de los miembros, podría haber alguna modificación en cuanto al nido. Pero si sigue la hembra del año pasado, y fue un buen año de cría, estarán allí. 

En el centro de España, son los últimos diez días de marzo, donde podemos observar calzadas ya en su territorio. Hay que indicar que podemos ver calzadas por nuestros campos, incluso a mediados de marzo. No son calzadas territoriales sino calzadas en paso, las cuales van muy asociadas y vinculadas a los cursos de agua, río, arroyos, pantanos, embalses... Irán subiendo hacia el norte. Sobre el 21-23 de marzo podríamos tener machos de calzada en sus territorios y en sus nidos. 

Gracias al interés mostrado por el Parc Natural dels Ports en Tarragona, podemos disfrutar este año de nuevo de la WebCam que tienen instalada en un nido de calzadas. Ya está la pareja en su territorio, en su mismo nido, y ya han comenzado a arreglarlo. A la hora de comprobar si la pareja es la misma del año pasado, al no disponer de individuos marcados con marcas de patagio ni marcas de maquia, ni anillas metálicas ni de PVC, tenemos que recurrir al análisis de los plumajes, comportamientos, etc., para intentar definir si son los mismos o han cambiado. El año pasado la parejas era una hembra de morfo intermedio y un macho de morfo claro. La hembra muy marcadas las plumas blancas de las cejas. El macho era muy estilizado. Por las imágenes que voy viendo y las capturas que realizo para estudiar su plumaje, puedo decir que la hembra muestra esas mismas marcas características en su plumaje. No podemos decir lo mismo del macho. 

El macho de este año, aunque sea de morfo claro, no presenta tanta claridad y blancura en su plumaje. Lo primero que nos llama la atención, es las plumas ocráceas no tan marcadas en este ejemplar de 2018. Plumas ocráceas de la nuca, pileo y doble V de las escapulares (dorso). Al mismo tiempo, las lágrimas del pecho no son tan marcadas sobre fondo blanco y tan estrechas como eran las del macho de 2017, además de ser más marrones oscuras. Al igual la plumas de las calzas (tarsos), tampoco son tan claras, tan blancas, con respecto al macho del 2017. También detecto diferencias en su fisionomía. Este macho de este año es de mayor tamaño y peso que el del 2017, y eso se ve muy bien en las proporciones corporales de los tarsos respecto al cuerpo. Y más aún, y ya lo iremos viendo conforme pasen las semanas, el comportamiento de este macho es más sereno, más tranquilo; no tan intimidado por la hembra ni dominado como le pasaba al macho de 2017 debido a esa gran diferencia en cuanto al RSD que presentaban.

Va a ser interesante todo el proceso de crear lazos entre una parejas con miembros nuevos, muchos comportamientos vamos a poder observar y describir. Y, muy importante, vamos a ver qué tal el tamaño de nidada de este año, y qué éxito reproductor presentan. Os pongo un par de fotos donde podéis ver al macho de 2017 y al del 2018 para que podáis ver las diferencias en cuanto a plumaje y fisionomía.

FOTOGRAFÍA: Captura WebCam Parc Natural del Ports. Hembra y macho del 2018.
FOTOGRAFÍA: Captura WebCam Parc Natural del Ports. Macho del 2017 posado en el nido con aporte de un gazapo.